jueves, 12 de marzo de 2015

Reflexionando con un calido abrazo.

Una mama comun y corriente, empieza su dia con sus hijos, llevandolos al control con su pediatra. Les ponen 3 vacunas, y luego los pesan, miden, y revisan su respiracion. Por desgracia, les diagnostican broncoespasmo, pobre madre, empieza su dia de la peor manera. Vuelve a su casa, con los chicos en taxi. Como todo niño normal, estando enfermos, se ponen fastidiosos, molestos, llorones. Reclaman a su mama todo el tiempo, sin entender que ella tiene que cocinar, limpiar, ordenar, o salir a comprar bananas. Son demasiado pequeños para comprender sobre responsabilidades. Pero mama se olvida de eso, entre la angustia, la preocupacion, y el enojo que siente consigo misma por sentir que no los cuida lo suficiente. Mama esta ciega, frustrada, y no puede dejar de sentir culpa. Sin darse cuenta que quizas esos sentimientos podrian desaparecer con solo tirarse al piso a jugar con ellos, o tirarse en el sillon a darles muchos besos. Paradojicamente, en vez de consolarlos, comprenderlos, y mimarlos, sigue con lo suyo. Los niños la siguen de la cocina hasta el baño. Del baño hasta el comedor. Del comedor hasta el patio. ''Maaa... ma.... ma...''. ¿¿¿No podrian darme 5 minutos para levantar toda la ropa que me han tirado??? Piensa Fulana. Aunque ellos no capten una palabra. Finalmente antes de que empiecen a llorar, se resigna con los deberes de la casa y piensa en darles un baño para que se relajen. No funciona, y en vez de relajarlos, se pusieron peor. No quieren sentarse en la bañera, les pone juguetes, les hace espuma, les prende la musica, pero no dejan de quejarse. Mama enojada piensa ¿¿hago todo esto para hacerlos sentir mejor, y reaccionan asi?? Agarra a Pepito del brazo, y lo sienta en el fuenton. Si, a la fuerza. Los enjuaga rapido, y al salir del agua, se acuesta con ellos. Inmediatamente se tranquilizan y con el pecho cerrado, los ojos lagrimosos, y el cuerpo calentito, se duermen. Cuando mama quiere levantarse de la cama, uno de ellos levanta su cabecita, y con una sonrisa brillante, estira los brazos hacia su cuidadora. Pero ella no esta viendo la situacion con claridad, lo unico que piensa es ''¿por que no se duerme? no pido vacaciones, ni salir de fiesta... no pido que sean niños mudos o que no se muevan en todo el dia, pero merezco 10 minutos de descanso. Los merezco!''...
Con lagrimas en los ojos, levanta a su cachorrito, y lo lleva hacia la otra pieza para intentar levantar las cosas del piso que ellos han tirado. Lo deja en la cama hasta que algo magico sucede. y antes de seguir contando esta historia quiero que adivinen quien es la madre de la historia. Si... soy yo. En uno de los peores dias de mi vida. Adivinen quienes son los ''niños''... Si, mis gemelas.

En ese momento magico en el que nos quedamos, Brianna me pone una mano en el cuello, y me detiene. Me quedo inmovil, dura, paralisada, sentada en la cama mientras ella desliza su otra mano en mi otro hombro. Y asi fue como recibi el primer abrazo de mi hija. Y en ese segundo mil cosas pasaron por mi cabeza. ¿Como pude haberlas tratado asi? ¿Como pude haber ignorado este llamado de atencion? ¿Como no me di cuenta que lo unico que querian era un poco de amor?. Fue el sentimiento mas horrible que pude haber experimentado. Una culpa tan profunda que espero no volver a sentir nunca. Nos quedamos asi, abrazandonos durante 2 o 3 minutos sin interrupcion. Calladas, mientras a mi se me caian las lagrimas y ella me hacia como una ''rascadita'' en mi cuello. Un abrazo inolvidable, que indudablemente voy a guardan en mi mente por el resto de mi vida. Seguido de eso, me acoste, y ella se reposo en mi panza, y asi quedo, hablando en su idioma ''papapapapa'' mientras yo la miraba llorando, con una mezcla de sentimientos que no podria enumerar porque eran demasiados. Le sonrei, me sonrio, y siguio contandome lo que me estaba contando. Señalando al techo con una mano mientras con la otra me arrancaba algunos pelos.
Que tontas somos a veces, que ingenuas. Que mal pensadas, y que exigentes. Una mala noticia nos puede cambiar la perspectiva de todo nuestro mundo, y sin embargo, nos olvidamos de algo tan esencial e importante, como el saber que nuestros hijos nos pueden dar la fuerza que necesitamos para seguir adelante. Y en vez de usar esa fuerza, ese amor que nos expresan con una mirada, una sonrisa o un abrazo, nos enojamos incluso con ellos. Tuvo que ser necesario esa demostracion que me hizo mi pequeña nena de 12 meses, para que mi mente se despertara. Asi es cuando me ''cae la ficha'' de lo necia que puedo llegar a ser, y de lo incapaz que puedo ser como madre.
Dedicado a todas las que alguna vez perdimos la paciencia y a todas aquellas que no me bancan, para que puedan criticarme con buenas razones.

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